sábado, 20 de noviembre de 2010

papa...

«Aquella mañana, mi padre me despertó como cualquier otro día. Me levanté y fui a la cocina. Allí estaba él, en la puerta, deseándome suerte para los exámenes que tenía ese día, diciéndome «hasta luego». Ese «hasta luego» nunca llegó.
«Como alguien que no despierta de una horrenda pesadilla, continúo caminando hacia ningún lugar, en una vida que jamás desearía al más despiadado de los enemigos. Pensamientos horrendos que circulan por una mente fuera de sí, latiendo dolorosamente hasta que, convertidos en lágrimas amargas, golpean cada atisbo de esperanza.
A partir de ese día todo eran muestras de cariño, pero se han ido desvaneciendo con el tiempo, algo que tampoco puedo reprochar. He seguido con mis estudios. Intento superarlo cada día, pero es muy difícil. Sé que tengo que hacerlo por mi padre, porque es él quien me está dando toda la fuerza que estoy demostrando y el valor necesario para continuar con mi vida. te quiero demasiado papa nunca te olvidare!!

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